jueves, febrero 12

Sobre Nuestro Cine


Mi espejo, corriente por las noches
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron
Vicente Huidobro.


Cuando asistía seminarios, encuentros, coloquios sobre cine latinoamericano , en diversos lugares, siempre me invadía una sensación de impotencia porque irremediablemente en todos se terminaba hablando y discutiendo de las duras condiciones de producción, de las más difíciles de distribución, y de las desventuras del mercado en nuestros países.
Yo me quedaba con la sensación de que siempre se dejaba de lado las cuestiones esenciales de nuestra actividad cinematográfica.

Por eso es que me propuse enfocar nuestra problemática de manera que sea muy difícil caer en las quejas del productor, además lo hago, como una pequeña revancha a la catastrófica situación de las condiciones de producción en mi país.

Propongo que veamos nuestra actividad de cineasta y de nuestra situación, desde el lugar más humilde, mirándonos desde la distancia que da el tiempo e impone la naturaleza, a una escala más grande y más larga a que nos tienen acostumbrados los historiadores y políticos.

Cuando hablamos de que trabajamos con lo audiovisual estamos hablando de un discurso que va a ser recibido por un par de oídos y un par de ojos, por la combinación de dos asombrosos sistemas que requieren una ingeniería compleja, cuya patente, si cabe el término, data de hace 500 millones de años. Antes de la existencia de los primates. Una ingeniería que recién nosotros fuimos capaces de simular para su reproducción en los últimos siglos.

Cuando hablamos que trabajamos con historias, fábulas, mitos, con metáforas y sus resonancias que serán apreciadas por el público, estamos hablando de un mecanismo extraño y no menos asombroso del que se vale el hombre como instrumento para conocerse y hablarse a sí mismo y a sus lugares mas recónditos de su naturaleza , para hablarle a sus dioses cuando los tiene, a sus muertos, a sus miedos y a sus abismos y también, para que su voz tenga resonancia cuando los suyos lo reconozcan entre sus muertos; Estamos hablando de un infinito y eficiente sistema que con distintos modos y rituales, se utiliza hace más de veinte mil años.

Seguramente a los primeros abuelos les siguieron los más dotados que juntaban a sus clanes junto al fuego, para hablar justamente del fuego, de sus sombras y de sus proyecciones. Después fueron sustituidos por los cronistas y los que recolectaban las historias y las mantenían vivas de boca en boca, finalmente se empezaron a registrar en la palabra escrita y dicha, y así la historia es más o menos conocida hasta nuestros días. Estamos hablando de una historia que logró escribirse y registrarse creo hace más de cinco mil años.

Las historias, las fábulas, los mitos, las metáforas y sus resonancias en general siempre se han utilizado, o tratado de utilizar vanamente para que las cosas se queden como están, para que el poder se perpetúe; pero han tenido, más bien una utilidad contraria y han servido para engendrar los cambios, permitir sobrevivir a los más necesitados y a los más débiles. Y a mostrar con su mirada oblicua dónde es que está el hecho que puede acercarse más a la justicia: Dónde hay que poner los ojos para poder vernos mejor en nuestra condición humana.

Desde este nuestro punto de vista podemos mirar al hombre como un ser que recoge y colecciona historias, fábulas y metáforas, y entre una cantidad gigantesca de ellas, decide quedarse apenas con unas cuantas, expresadas de una determinada manera, y compartirlas. Y nosotros podemos humildemente aspirar a que en unos cuantos de los nuestros una de nuestras historias germinen en algo.

Las Historias, las fábulas, los mitos, las metáforas y sus resonancias viéndolas con esa distancia, y con el cariño de quienes trabajamos en ellas nos han demostrado que son un espejo en el que podemos vernos, pero no estamos hablando de espejo hecho por un vidrio con plata de simple reflejo, sino que es algo que parecido a un espejo mágico, es un sistema capaz de devolvernos más de un reflejo a la vez, de devolvernos varios reflejos distintos a la vez, en diversos registros y diversas profundidades, es un sistema capaz de devolvernos un reflejo en el que nos miraremos recién cuando estemos preparados para ello, o que tal vez serán nuestros hijos quienes alcancen a verse reflejados. Hasta es posible que sean los muertos los únicos que consigan verse en ciertos reflejos.

Pero no nos engañemos, quienes trabajan en las historias, las fábulas, los mitos, sus metáforas y sus resonancias no son magos, no son demiurgos, no son elegidos por nadie, ni siquiera son hombres sorprendentes entrenados para ello como lo son los guerreros o los deportistas. Sencillamente , son hombres normales, corrientes y sencillos y que de manera natural son aptos para ello, es más, muchas veces hasta lo sufren como una minusvalía.

Y las sociedades necesitan de esos diversos reflejos que es capaz de proporcionar ese espejo mágico, para medirse en su propia justicia, para afirmarse como tal, para conocer el límite de su coraje y de sus miedos, para conocer su mayor grandeza a las que son capaces y la miseria humana a la que pueden llegar, para sobrellevar sus culpas y sus anhelos, para poder enfrentar y aceptar el amor y también la muerte, para poder sobrevivir sin alcanzar el goce, para poder caminar junto al objeto de su deseo, para intuir el camino de atrás y el de delante, para adelantarse a sus peligros, para no caer en sus propias trampas, para mantenerse unida sin desmoronarse, para que sus habitantes se sepan vivos en un lugar, una sociedad y un tiempo; y también, por supuesto, para el descanso.

Hace unos cuantos años cuando Glauber Rocha dijo o escribió que: “Si bien no sabíamos que es lo que queríamos de nuestro cine, estaba muy claro que era lo que no queríamos ”, nosotros caminamos en esa negación, oponiéndonos, denunciando, aprendiendo. Pero en este nuevo siglo en que pareciera que nuestras sociedades recién están verdaderamente dispuestas a verse a sí mismas con espejos propios creo se puede ver con un poco más de claridad cuando decimos nuestro cine.

Por eso pienso en el gran peligro de querer usar eso que llamamos espejo mágico prestado, ajeno o impuesto.
Nuestra pobreza nos obliga a usar muchas veces ropa usada, pero hasta eso tiene sus limites de sanidad y pudor.
El estar obligados a usar historias ajenas significa que nuestro ser íntimo tiene que hacer una adaptación para poder utilizarlas y apropiarse de ellas, o verse empujado a caer en la tentación de la esquizofrenia de tanto usar historias, fábulas, mitos, metáforas y resonancias usadas y de otros. Olvidando con el tiempo como era su rostro, el rostro de sus padres y seguramente sin poder mostrarles un rostro a sus hijos.

Porque nuestras sociedades en su devenir es verdad que tienen una parte importante de la cultura de occidente, del mundo dual Judeo-Cristiano, pero también tienen otra parte importante del mundo relativista y animista de las sociedades que habitaron desde siempre en este territorio, otra parte del mundo africano, también tiene partes de quienes llegaron excluidos de Europa y también tiene una parte reciente de quienes vivieron, sufrieron, gozaron, y sintieron esos desencuentros de maneras distintas de ver, quienes fueron testigos de esas voces que tanto les costaron dialogar.

Y es por eso que ahora que están empezando a ser necesarias y urgentes historias y metáforas que nos contengan, ahora más que nunca nosotros necesitamos nuestras fábulas, nuestras historias, nuestros mitos, nuestras metáforas y de todas sus resonancias para devolverles a las sociedades los reflejos que demandan.

Para eso es necesario construir nuevamente un universo con sus leyes propias que tendrá sus cimientos en todos los maestros del canto, del baile, de la literatura, de la plástica y del tejido, de la música y sobre todo del cine, que nos antecedieron. No estamos hablando de una generación que reniega y tiene que matar a sus progenitores para poder realizarse estéticamente , porque nosotros estamos caminando una larga acumulación, para aportar en esta relación entre tomar conciencia de su propia condición y de las historias que usa para describirse y entenderse .

Para no pecar de románticos, es necesario también, no perder de vista que la necesidad del desarrollo de esas historias, fábulas, mitos, metáforas y sus resonancias, depende del desarrollo social, y no de su mercado, que no es posible decretarlo , ni legislarlo. La sociedad, como ser vivo, utiliza lo que cuenta a mano. Sino no cuenta con las películas necesarias recurrida a las novelas o al teatro, a los comics, o a la tradición oral. Fomentar a sus creadores como una manera de tener viva la sociedad es una tarea de los gobernantes del que ya se ha discutido mucho en otros encuentros.

Es necesario, como se hizo desde los primeros días, que la sociedad alimente y respete a quienes van a reunir a sus miembros junto al fuego, que le facilite a sus miembros la posibilidad de verse en ese reflejo junto al fuego.

Pero nosotros, en nuestros trabajos, no tenemos que hacer como hace el antropólogo que le saca una foto o realiza un retrato del fuego, porque no necesitamos una cultura que detenga el tiempo para mostrarlo como algo pasado, como algo que fue, como obras que se hacen para los museos. No podemos contar historias con la distancia y frialdad del extranjero, que no se acerca al fuego por temor a quemarse. Nosotros necesitamos que el fuego circule y esté en las calles y en la venas de los nuestros, nosotros tenemos que alimentar y ser el fuego.

Todo esto requiere recursos para hacerlo, pero sin olvidarse de ello, creo que eso es lo de menos, porque en general, vemos que cuando se consiguen los fondos hay muchos autores inocentes que lo que tratan de hacer es una replica lo más exacta posible del espejo ajeno y prestado.

Por eso tenemos que ambicionar mucho: el camino más difícil : el de seguir abriendo la brecha, en vez de seguir la huella.
Por eso creo que tenemos un fuerte compromiso social, pero nuestro compromiso social es con la excelencia de la obra cinematográfica; tenemos que ser radicales, pero no exagerados

Estamos obligados a encontrar todas las preguntas que los posmodernistas no pudieron hacerse.
No es una tarea fácil.

Para graficar mejor a lo que refiero vuelvo a tomar un ejemplo de lo que la naturaleza consigue con los años y de manera prodigiosa: los científicos para poder explicar de cómo es que el ser humano alcanzó hacerse del lenguaje y diferenciarse de muchos de sus congéneres mamíferos, recurren a cierta función genética , de algunas especies mediante la cual un organismo puede adoptar como suyo elementos ajenos y con diferentes patrones genéticos, por ejemplo: hay ciertas especies de lagartijas y saurios que, cuando están en medio de su metamorfosis, si se les injerta un ojo de otra especie, con otros patrones genéticos, ellos, asombrosamente, son capaces de utilizarlo como suyo y les crecen los músculos necesarios y las células se adaptan para poder utilizarlo y ver con ese ojo.

Creo ese es uno de los misterios de la supervivencia y vigencia de las lagartijas, que tenemos que utilizar.

De eso se trata.

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