lunes, junio 17

Noah Baumbach


Noah Baumbach y sus pasos a través de la película “Frances Ha”


Cine
    • Protagonistas. Personajes femeninos de la película que se encuentra en Netflix. | ARCHIVO
    Publicado el 16/06/2019 a las 0h00
    Marcos Loayza
    Cineasta
    El director de cine Noah Baumbach, nacido en Nueva York, parece un personaje salido de algunas de las películas de Woody Allen; es un cineasta graduado con honores, hijo de dos grandes autoridades de la literatura y de la crítica de cine en Nueva York, de origen judío. Según el New York Times, Jonathan Baumbach cambió las ideas tradicionales de narración y progresión lineal en su novelas y cuentos y sufrió mucho con la separación de sus padres y no logró superarlo a pesar de sus sesiones con su psicoanalista; y que, dicen las malas lenguas, tampoco logró exorcizar ese hecho haciendo la película “Una historia en Brooklyn” (2005).
    Según otros, con otro sentido del humor, Noah es un una versión hípster y joven de Woody Allen y como prueba se remiten a la película  “Misstres America” (2015), y argumentan que como el veterano lo hizo con Mia Farrow, Noah siempre hace actuar y le ayuda en los guiones su esposa Greta Gerwig,  que también usa la música como citas provenientes del jazz y la cultura popular de Nueva York, y que le gusta llenar de referencias cinematográficas con sutileza e inteligencia.
    Para otros Noah Baumbach, simplemente es niño mimado de los cine indie, de la ciudad de Nueva York , que entre otras curiosidades aparece como guionista de la película “Madagascar 3” de Eric Darnell, Conrad Vernon, Tom McGrath (2012).

    TONO INDEPENDIENTE
    “Frances Ha” es una película que tiene todos los ingredientes de una película independiente (se puede ver en Netflix), es una comedia romántica sin romance, o mas bien sin una pareja que terminará viviendo comiendo perdices, es como muchas otras películas de este siglo, una película de adolescentes donde los protagonistas superan los 25 años, es una película que recuerda lo mejor del símbolo del cine independiente de Jonh Cassavetes, está hecha con una sólida fotografía en blanco y negro.
    El casi niño Antoine, personaje principal de la obra “Los 400 golpes” (1959) de Francois Truffaut, al final encuentra un lugar en el mundo y corre hasta llegar al mar y es filmado con un largo traveling con la música a todo trapo. Alex el adolescente  de “Mala sangre“ (1986) de Leo Karax, corre por los suburbios de París filmado como un homenaje a los “400 golpes” en un largo traveling con la emblemática canción de David Bowie “Modern Love” (1982), “nunca digo adiós, aunque lo intento”, y más de 20 años después Noah Baumbach hace un homenaje (robo explicito según la revista Los incorruptibles) a Truffaut y a Karax en “Frances Ha” donde la protagonista corre al ritmo de la misma canción de Bowie (Modern love: “Dios y el hombre no creen en el amor moderno”) con un mismo traveling, esta vez, por las calles de Nueva York. A estas altura cuando los teóricos debaten si los hípster son la última generación de los artistas posmodernos o una moda contracorriente, el uso de Noah Baumbach de ese traveling como homenaje, es sólo una anécdota que no nos debería quitar el respeto al autor (Godard ve en los travelings una cuestión moral, y Daney se hizo famosos por texto “el traveling de Capo”).
    Pero el valor y la clave de la cinta está en Frances, un personaje que no termina de encontrar su lugar en el mundo. La película está dividida precisamente en las direcciones de la gran ciudad donde el personaje va morando, y que, el director nos muestra cómo consigue adaptarse en las situaciones cotidianas a las que se enfrenta, el ser testigos como espectadores de sus continuos desatinos es algo muy poco habitual en el cine, las primeras películas de Woody Allen lo conseguían pero en un tono evidentemente de caricatura, y despierta  en el espectador un extraña e incómoda misericordia. Para conseguir eso se necesita una sólida construcción de los personajes, un férreo y milimétrico montaje, un guion y parlamentos precisos; elementos que siempre han ponderado al autor; pero sobre todo se necesita una actriz que se adueñe, encarne y de la cara de todo eso; tal es el caso  de Greta Gerwin, musa, pareja y coguionista del director.

    domingo, junio 2

    Producción independiente: Aciertos del filme “La tierra de los hábitos constantes” | Los Tiempos

    Producción independiente: Aciertos del filme “La tierra de los hábitos constantes” | Los Tiempos

    Marcos Loayza
    Cineasta
    La directora neoyorkina Nicole Holofcener es uno de los mejores referentes del llamado cine independiente, trabajó mucho en televisión en conocidas series románticas, y sus anteriores películas despertaron gran entusiasmo de la crítica. “Sobran las palabras” (2013), participó en el festival de Toronto y los más entusiastas cronistas compararon su humor nada menos que con Ernst Lubitsch.
    ¿Pero qué se debe entender por cine independiente hoy en día? Inicialmente era una categoría de muchas películas que se hacían al margen de la industria y de las diversas formas de financiamiento oficial, eso es fácil de entender en los Estados Unidos, donde hay siete empresas “majors” con muchos tentáculos que hacen las películas que más se distribuyen en todo el mundo, entonces las que estaban fuera de ese circuito se llamaban independientes, pero en el resto del mundo donde hay políticas de subsidios y fondos concursables, las cosas no quedaban tan claras; después se entendió como un cine que hace las cosas de manera diferente a como se hacen las películas de blockbuster (taquilleras), que cuentan historias con menos peripecias y que usan otros recursos.
    Con lo años se convirtió en casi un género que transita entre la comedia y el drama, con historias más cotidianas que extraordinarias, con actores de mediano a pequeño cartel, con problemáticas muy reales y políticamente correctas pero con ciertas transgresiones. En películas que ganan festivales y se muestran en el canal Sundace.
    El crítico Oti Rodríguez, marchante del Diario ABC, escribió: “Hay dos tipos de cine indie americano, uno que te mira a ti y otro que quiere que lo mires tú” y concluye que Nicole Holofcener pertenece enteramente al primero.

    La película
    “La tierra de los hábitos constantes” (Netflix) como bien lo indica el título, (cuanto se agradece que una película tenga un título justo y apropiado), habla de cómo los lugares donde habitan los personajes son un reflejo de su existencia, el dilema de hacer de la casa un hogar. Se puede comprar y tener una casa, así sea con hipoteca, ¿pero que se debe hacer para tener un hogar? Todos los personajes tienen una fractura que se expresa entre su vida y sus espacios: al que dejaron de pertenecer, al que nunca pertenecieron, al que desean poseer, o al que no desean.
    Ambers dejó a sus 55 años, su trabajo y su hogar y dejó de pagar la hipoteca de su casa, para buscar ejercer su autenticidad y libertad; pero en ese empeño no toma las decisiones correctas, no son decisiones trascendentales, sino cotidianas, habituales; justamente porque la historia es una metáfora existencialista.
    Holofcener sin la menor piedad coloca a sus personajes en situaciones desamparadas, incómodas, desagradables y muy ásperas. Su conciudadano Woody Allen parte del mismo puerto pero desemboca en la comedia, Milan Kundera en su libro “Amores ridículos” (1068) aterriza –con su humor que se ríe del otro pero sin ensañarse- en una sonrisa que festeja la vida cuando no el amor. En cambio, la directora lleva las situaciones en “La tierra de los hábitos constantes” a una zona incierta, demasiado real para ser comedia y demasiado mundana para ser tragedia. Ella declaró que lo que más le gusta es conocer las zonas grises de sus personajes.
    No habría manera de soportar ese andamiaje sin las magníficas actuaciones, en especial de los personajes femeninos, y sobre todo, la excepcional interpretación de Eddie Falco.
    Pero, al final y a pesar de todo, los personajes logran habituarse o aceptar sus nuevos espacios, la tragedia produce una suerte de catarsis en los personajes, sin embargo deja en la total desnudez al espectador.