lunes, diciembre 28

sobre el conflicto:


Es fácil tramar, entender y proponer dramáticamente un conflicto grande, espectacular y evidente, donde se dibujen claramente el protagonista y su antagonista del mismo; pero por eso mismo será también fácil para el espectador mirar y comprender como es que se desarrollará el mismo, y hasta es posible que él pueda leer por donde no deba, ni puede encaminarse, de tal manera que cuando lleguemos a el final de la historia, encontráremos al espectador en medio del bostezo o al borde del sueño. La tarea y lo difícil es trabajar sobre conflictos aparentes,escondidos, disfrazados, transferidos; conflictos de "baja intensidad",que esconden cuestiones de la condición humana; conflictos que por su capacidad perturbadora están escondidos muy dentro de los protagonistas y por ende, posiblemente estén escondidos también en los espectadores. Para eso hay saber mirarse uno mismo con mucha humildad por dentro, no es facil, pero es el trabajo del guionista; es lo que hace a la densidad dramática de la obra.

domingo, diciembre 27

Bernard Shaw:


"el final puede ser la conciliación o la destrucción, o como en la vida misma, puede no haber final; pero el conflicto es indispensable. Sin conflicto no hay drama"

domingo, diciembre 13

historias:
























¿Porque hacer un guión? , o ¿porque ser guionista? Mas allá de las ganas de tener un particular oficio, que en algunas sociedades es bien renumerado.
¿Porque debería escribir esta historia, que tengo entre mis manos? ¡Que tiene esta historia que estoy tratando de contar de importante, para que valga la pena hacerlo?

Si nos ponemos a ver películas en la tele o en la cartelera habitual, las respuestas que obtendremos serán, seguramente, totalmente desconsoladoras.

Creo, por ejemplo, que todas las personas han vivido, o lo han soñado, una hermosa y única historia de amor, o tal vez algún amor ridículo; pero no todos esos amores pueden ser la semilla de un buen guión, la gran mayoría apenas alcanza a ser un buen recuerdo.

sábado, diciembre 12

Ionesco:



"cuando escribo una obra teatral no obedezco a ningún plan preconcebido. Cada vez es una aventura nueva, una cacería, un viaje con descubriientos insospechados. Mi método es no tener ninguno.
La obra se construye por sí misma o no se construye en absoluto".

barnabas claros brasil

lunes, diciembre 7

Balances de fin de año:


DE la revistaOh, los tiempos.
Cochabamba
http://www.lostiempos.com/oh/actualidad/actualidad/20091206/cine-boliviano-detras-de-las-camaras_48408_84436.html

“Hay que mirar más allá del batir de palmas”

Éste, sin duda, fue el año prodigioso del cine nacional por la cantidad de estrenos que tuvimos, que suman más de una docena, la mayor cantidad de cintas estrenadas en nuestra historia. Lo que significa que ahora hay más directores, directores de fotografía, de arte, actores, sonidistas, músicos, eléctricos y demás técnicos que han trabajado y han conseguido una experiencia que mejorará los próximos estrenos. Es decir, tenemos más de una docena de razones para festejar y estar contentos.

Pero hay otras cosas que también hay que mirar más allá del batir de palmas y del autobombo que tanto nos gusta y daño nos hace. De las películas estrenadas, algunas no alcanzaban siquiera al apelativo de película y estaban más allá del experimento audiovisual que debe tener toda obra. Por el contrario, más bien parecían caprichos caros que querían compartir señores con las mejores intenciones y, sin duda, buenos bolivianos. Otras, en un acto de vanguardia que no alcanzo a comprender, se pasaron por alto toda la historia de miles de años que el hombre ha invertido en contar historias y en representarlas. Y hay también una digna minoría que sin duda son películas serias, que trataron honestamente o incluso consiguieron el objetivo que se propusieron.

Al margen

Lo más terrible es que la totalidad de las cintas lo hicieron al margen del Consejo Nacional de Cine que, por segundo año consecutivo, vuelve a perder un millón de euros de donación que la cooperación española estaba dispuesta a otorgar para sacar adelante nuestra cultura audiovisual, dinero que estaba destinado a reestablecer el fondo de fomento cinematográfico y ayudar a la producción de jóvenes talentos.

El Consejo Nacional de Cine, que supuestamente está encargado de hacer cumplir la Ley de Cine, de regular toda la actividad cinematográfica, de hacer que se cumpla la cuota de pantalla, de defender a los cineastas en las negociaciones con los distribuidores y exhibidores, de defender y castigar a las personas dedicadas a la piratería, de ordenar y regular el mercado audiovisual, brilló por su ausencia ocupado en otras actividades que —espero— sean útiles. Es decir, los cineastas se vieron desvalidos ante la piratería, que les mermó considerablemente su posibilidad de recaudar dinero; desvalidos ante los dueños de los cines, que les impusieron condiciones y tratos mucho menos favorables de los que habían en años anteriores y que, como resultado, se vio un promedio de tibias recaudaciones. Ojalá que los platos rotos y las deudas permitan a los debutantes de este año seguir con más y mejores trabajos.


Democratización

Pero tal vez lo que más se puede destacar de todo este fenómeno es que no pasa por la renovación del lenguaje ni por la aparición de un cine que ya no tiene un protagonismo de la sede de gobierno, ni por la presencia de una nueva y vigorosa generación de directores y guionistas, sino porque nuestro país, a la vanguardia de América Latina y sin muchos traumas ni líos, en un extraño acto de democratización del audiovisual aceptó y exhibió, con éxitos variados, películas registradas, editadas , acabadas y exhibidas en digital de diferentes formatos (dice la leyenda que entre todas las películas hay una que tiene una secuencia realizada con la cámara de un celular) que se pueden realizar en una computadora normal, hasta formatos más sofisticados.

Los más tradicionalistas alzaron el grito al cielo y pusieron en tela de juicio lo que es y debería ser cine, y lo que no. Creo que más bien debemos festejar nuestra manera de entrar en la modernidad y pensar o repensar cómo será y deberá ser nuestro cine nacional de acá a futuro.

Rodrigo Ayala:

“Conquistar la soberanía de la imagen”

Hay dos elementos que definen el momento por el que atraviesa el cine boliviano. El primero se encuentra en el cambio de formato que ha operado en los últimos dos años en lo concerniente a la producción y a la exhibición, y el segundo, como una consecuencia del anterior, se refiere a la posibilidad que tiene de encarar por primera vez en su historia una diversidad inusitada de géneros y tendencias; universo limitado tan sólo por el temperamento y las expectativas de sus protagonistas.

Respecto al primer elemento, hay que decir que nos quedaríamos cortos si es que identificáramos el cambio que se ha dado del celuloide al digital, con sólo el abaratamiento de costos que ha supuesto para la realización de las películas. Es verdad, el digital ha tornado posible la producción sostenida en el cine boliviano (antes, con los costos del celuloide, se trataba de una lucha imposible librada contra el tamaño de nuestro mercado, lo que en los hechos convertía la producción cinematográfica en una aventura ocasional).

Sin embargo, la potencialidad del fenómeno va mucho más allá. Si los gestores y productores del séptimo arte actuamos con cierto sentido de conjunto, lo cual a momentos parece realmente una misión imposible, podríamos lograr algo que en otros países análogos al nuestro es una utopía. Que un determinado porcentaje del mercado cinematográfico esté en nuestras manos; que por lo menos un 30% o un 40% de las películas exhibidas en nuestro país estén hechas por nosotros mismos. Eso supone conquistar, por lo menos parcialmente, nuestra soberanía sobre la imagen en movimiento que se proyecta en las pantallas del país; pero, sobre todo, supone contribuir a la lucha por la construcción de un imaginario propio, con héroes, antihéroes y villanos hechos a nuestra medida.

A la caza

Sin embargo, la “conquista” de nuestro mercado no se dará como simple efecto de la producción en digital. Ésta la posibilita, pero no la genera automáticamente. Para concretarla es necesario seguir trabajando en mecanismos adecuados de fomento a la producción (diseñados en concordancia con nuestras posibilidades reales como país). Es necesario también encontrar mecanismos que asesoren a los distintos grupos que hoy en día están en camino a la producción, en rubros tan diversos como la técnica, la creatividad, el mercadeo, etc. Finalmente, hay que encontrar mecanismos que fomenten el lanzamiento de las películas y una distribución equilibrada con las cintas llegadas del norte.

Respecto a la piratería, soy de los que cree que quizás sea imposible detenerla a escala global, pero que en nuestro país, utilizando los mecanismos políticos adecuados, se puede bloquear la referida a las producciones nacionales, con lo que ayudaríamos a nuestros productores a ganar otra porción significativa del mercado.

El momento

Respecto al segundo elemento, la diversidad de nuestro cine, está claro que tiene una ligazón indisoluble con el primero. Sin embargo, también responde a un momento histórico determinado. Creo que la pregunta clave en ese sentido es la siguiente: ¿Si nuestro país está buscando ansiosamente desde hace años la manera de expresar su diversidad cultural en lo político y administrativo, cómo debe reflejarse ésta en nuestro cine? Y creo que la realidad nos está dando la respuesta, dándonos la libertad de abarcar todos los géneros, tendencias y estilos que creamos necesarios. Una sociedad viva tiene espacio para todo, y de ahí que los nuevos productores del cine boliviano estén abarcando una variedad de propuestas pocas veces vista antes. También en este terreno debemos ser capaces de generar las mejores condiciones para su desarrollo.

viernes, diciembre 4

de la revista Palabras mas:


lluvia en La Paz

http://www.palabrasmas.org/nius/index.php?page=32&idn=667

Intervención en el festival del cine Europeo:
traducido y por nuestra amiga Ada Zapata

El acto, la fiesta, la máscara

ML:“Protagonista del siglo 20, el cine tiene un montón de expresiones dentro de sí mismo, y creo que las sociedades van entendiendo desde inicios de la primera guerra mundial pasando por Hitler, Lenin, Castro, Eisenhower, todos los gobiernos se dan cuenta de la importancia de este arte, y finalmente en casi todos estos países del mundo se subvenciona el cine para mantener su cultura, para poder tener reflejos de su propia sociedad, en ese momento dado. Excepto dos países que no tienen subvención como la India y Estados Unidos, también Egipto, pero que tienen solidas y fuertes políticas proteccionistas, una manera más interesante y efectiva de subvencionar su propio cine. En Bolivia nunca se ha podido, durante estos cien años, consolidar aquello. Siempre se ha hablado de los pioneros desde Maidana, en seminarios, etc., la gente se quejaba de que nadie le tiraba pelota al cine, se hizo en el 65 aproximadamente el Instituto de Cine, pero para fines gubernamentales, exactamente igual que ahora se hace audiovisual pero para campañas, para demostrar que el presidente es bueno, es malo, etc. pero no hay un interés de la sociedad. Creo que lo que nos diferencia fundamentalmente es que nosotros usamos ese espejo de manera diferente, nosotros no somos más bien narrativos o poéticos en el sentido occidental de la palabra, prueba de ello es que nunca hemos ganado ningún premio importante de literatura, no tenemos algún poeta mayor o narrador. Somos diferentes en ese sentido, no hay lectores, no es por ignorancia del pueblo, sin embargo usamos el espejo en otra característica, nosotros somos gente a la que nos gusta el protocolo. Hay una cantidad de actos que uno tiene que pasar durante el año, desde el bautizo hasta cosas más importantes como el preste, o mucho más fuertes como el Gran Poder, etc., esa es nuestra manera de ver. Si un domingo por la mañana, por ejemplo, trajéramos a Lars Von Trier o estrenamos una de sus películas y da la casualidad de que es el primer domingo de junio, nadie iría, toda la gente va a estar en el Gran poder".



La Chupa y el trago


ML:"Ese espejo es importante para nosotros, el protocolo, el acto, la fiesta, la máscara, el transfigurar; y si vemos como se refleja eso en el cine nacional, se refleja en una cantidad de películas como La Nación Clandestina, o Esito Seria, donde aparece un llamero, un diablo donde el carnaval, o Chuquiago es parte integrante de la máscara, el acto, la fiesta, etc. Y otra característica es la chupa, la farra, donde tú te enemistas o te hermanas, te sacas tu máscara tu sobriedad, y te conviertes en una especie de catarsis colectiva, un psicoanálisis una vez al año. Y si te fijas en el cine nacional la cantidad de brindis que hay o trago que hay, es casi imprescindible, en casi todas las películas no falta a pesar de la sobriedad de Sanjinés o del carácter bonachón de Rodrigo Ayala; siempre está el trago como un elemento, los guionistas permiten que los personajes digan ciertas cosas a partir del trago. Yo creo que esa es en general la situación del cine boliviano".


El tema de los públicos y las salas


ML: "Habría que ver como es el cine en su hecho físico en Europa y acá, tenemos el festival de Cannes, de Berlín, de San Sebastián, donde en las salas entran dos mil personas y los acreditados son diez mil; o sea que esa película, sea cual fuera, va a estar reventando. Es un hecho muy importante, se estrena una media de cien a doscientos, hasta más películas, en cada uno de estos festivales importantes, y hay unas diez mil personas que están queriendo ver en lo posible todas las películas. A parte están los estrenos oficiales, cuando un cineasta como Tavernier estrena en Suiza es un acontecimiento social, se escriben tesis, ponencias, criticas, libros, porque es un hecho importante para ellos; y uno ve el periódico y puede encontrar la taquilla de todas partes del mundo, que es lo que está mirando el mundo, que ven los jóvenes, que ven los pobres, que ven los ricos, que ven los lituanos, etc. Y cómo va la gente al cine, la gente se compra la entrada por internet, toma un metro, o en auto durante cuarenta minutos llega a la sala, tiene parqueo, buenas comodidades, etc. Así se ve el cine físicamente. Aquí viene un huevón que tiene que ir a Oruro a comprar tornillos, toma la flota y viene otro huevón y le pone la película, la película no es estereo y el espectador no quería ver esa película, es casual, le obligan a ver y el tiene que ver porque otra cosa no le queda. Y las cifras muestran que la mayor cantidad de gente ve las películas en flota. O tenemos el ejemplo de que la gente quiere ver una película, sale a la calle y todas las películas pirata las dirige Paul Anderson, del que no tienes la menor información, y de repente la película está gravada del cine, o es otro título el que encuentras, la gente está dispuesta a no respetar el derecho de autor por una democracia extraña. El espectador es diferente aquí, yo no sé qué película van a dar mañana en Unitel o ATB que son los canales que más películas ponen. Sin embargo con un poco de esfuerzo yo podría saber qué película van a dar de aquí a trescientos treinta y cinco días en un canal arte de París, porque ellos consideran que es importante que el público pueda elegir".



Narrando nuestras historias


ML: "Más allá de que la película sea buena o no, esas son las cosas que nos hacen y diferencian. Por otra parte, también es importante, no sé si nosotros estamos contando cinematográficamente hablando, nuestro cine. Hechos importantes que han pasado en nuestra historia como puede ser la Guerra del Agua, la Guerrilla del Che en Bolivia, la presencia de nazis en Bolivia, todas estas historias no la hemos contando nosotros. No han tenido la posibilidad, las condiciones, ni las ganas de hacerlo Sanjinés, ni Eguino, ni Agazzi. Esas historias han tenido que ser contadas por otras personas y resulta, que ahora nuestra historia, nuestro rostro, no lo vemos nosotros, sino es lo que el señor Soderbergh seguramente lo hace de buena voluntad. Pero no somos nosotros, los que podemos contar a nosotros, nuestra propia historia. Voy a una película de Copacabana y le ponen música guatemalteca, le ponen el amarillo Frida Calo, porque es la visión que tiene el alemán de Latinoamérica; y pasa lo mismo en lo que nos piden, objetivamente son muy pocos los bolivianos que consiguen ser financiados en Europa porque realmente estamos sintonizando otra cosa. Nos han pedido, en la década del setenta u ochenta, que hagamos un cine militante, una cosa de denuncia militante, de denuncia revolucionaria marxista y hemos estado ahí y nos iba mejor. Pero luego empezaron a pedirnos, hace veinte años, realismo mágico, tenía que haber un personaje que flotara como Remedios la Bella. Después de eso nos piden ahora esa historia cruda de Latinoamérica: los pobres, los polillas, etc., porque es lo que ellos quieren ver. Nos pasa a nosotros también si yo te digo “Vas ha escuchar música cubana” dices “quiero ver Buena Vista Social Club”. Yo creo que esas son las diferencias que no estamos considerando.


Prueba de ello es la Cinemateca, los estrenos que han pasado, yo he visto un par de estrenos y hay una desproporción absoluta. La persona se esfuerza dos años de su vida, se endeuda y de repente a la Cinemateca, o el exhibidor distribuidor, o el canal, o al alcalde muchas veces le vale huato, te cambian de sala o de repente se les ocurre cobrar cuando hay mucha gente, es una falta de respeto total; pero ya es costumbre para nosotros que el distribuidor te trate con la punta del zapato, con la frase textual “lo tomas o lo dejas”, Cuestión de Fe ha estado diecinueve semanas, en cambio otras películas han estado dos o cuatro semanas y ya es un éxito un logro que consiguen sobre el cine comercial".



Uno hace lo que puede

ML: "El nuevo exponente de la Nueva Ola Francesa es Godard y resulta que es suizo. Yo creo que uno hace las películas que puede hacer, pocos hacen las películas que quisieran hacer, a ellos no les va muy bien, en general en Lo Ángeles, dentro de la industria es muy difícil levantar un proyecto por esas condiciones de la comercialidad, del público. Al final uno hace siempre la misma película, un director tiene un universo, una manera de entender el lenguaje cinematográfico y lo va contrastando jugando, o repitiendo pero hace la misma película. Si a mi me llaman mañana para hacer una película de 60.000 dólares en las Filipinas me voy feliz. Es lo que le pasa a cualquier cineasta de ida y de vuelta, a uno le ponen esas condiciones. De repente yo preferiría filmar en La Paz a filmar en Arequipa, pero estoy seguro que entre hacer cine o no hacerlo voy a elegir Arequipa. Yo creo que le pasa a todos los cineastas en general en América Latina la década del sesenta el neorrealismo empezó a hacer carne en todos los cines, es una época donde se cuestionan y se plantean un montón de cambios en el lenguaje cinematográfico, hasta ese entonces (ahora también) había gente que creía que el cine no es cultura sino una subcultura, parte del entretenimiento. A mí me han influenciado ese cine, los cines de cambios, que terminan en la era checa el cine polaco hasta que viene Rambo que cambia otra vez la historia del cine. Un director muy inteligente es el polaco, el Jerzy Kawalerowicz que hace un cine para polacos".

El aporte de Sanjinés


ML: "Lo que hace Sanjinés de valioso es agarrar una manera de contar, a partir de entender que el plano secuencia es el que más se acerca a la realidad, si utilizas un plano secuencia envolvente es fácil que gente que no ha visto el cine, gente acostumbrada a la narratividad oral, pueda entender, eso es importante. Yo creo que Miklós Jancsó esta antes, es él que más a llegado en esa teoría del plano secuencia, sus películas son pesadas, bien húngaras, el plano secuencia siempre ha estado presente en la historia del cine de una u otra manera, la primera secuencia magistral de Orson Wells, hay grandes planos secuencia en la historia del cine, en general cuando se pregunta a los directores cual es su plano principal en general aluden al plano secuencia, pero yo creo que Sanjinés a logrado aparte de eso encontrar otros elementos importantes no tanto como lenguaje cinematográfico sino como cultura. Nos mirábamos nosotros esquemáticamente de una manera como lo hacía Gil Imaná, lo hacía este muralista trotskista Miguel Alandia Pantoja, o lo hacía de una manera más mestiza Jaime Sáenz o Marcelo Quiroga Santa Cruz en la década del 64, viene Sanjinés y comienza a plantearnos otra mirada. Ese es el gran aporte, los cineastas más jóvenes están alimentados de esa manera de verse que no es esa cosa indigenista de Gil Imaná, sino una mezcla, aceptamos que el otro tiene otra manera de ver y que nosotros no tenemos porqué hacer una película norteamericana".


El cine una industria perversa


ML: "Yo soy un poco más descreído yo creo que el cine es una industria muy grande, y cuando hay tanto dinero en juego hay la misma cantidad de utilidades que tiene por ejemplo el narcotráfico, eso permite que haya muchísima gente torcida. En una charla con la gente de Warner Brothers nos decían quiero que entiendan que el cine industrial de Hollywood somos una bestia muy grande y ciega, nosotros necesitamos que el cine que ustedes hacen se haga porque eso nos da cierta luz en el túnel, para que no muera esto nosotros invertimos en autores. Nosotros por ejemplo creernos que ahora el autor que vamos a apoyar es Almodovar, yo no creí mucho en eso, pero al cabo de cuatro años Almodovar ganó dos Oscar y un montón de premios, entonces es un mecanismo muy perverso que excede a nuestra capacidad de hacer cine. Esto desalienta hay casos de directores que han decidido quedarse ahí o hacer cosas mucho más pequeñas, sin embargo, yo creo que sí hay directores que hacen películas para Europa como Lisandro Alonso de Argentina, sus películas se estrenan en el cine cultural, en el Festival de cine Independiente de Buenos Aires pero sus película está en Cannes esta en San Sebastián en Venecia. Son películas difíciles de ver que están aportando a la historia del cine".



Manifiestos y La Declaracion 3B


ML:"No es el tiempo de los manifiestos, habían en la década de los sesenta, setenta, hasta los ochenta, había mucha teoría, se discutía mucho sobre el cine, se decía que el poner la cámara es una decisión política, que un movimiento de cámara es una decisión ética. Creo que actualmente los manifiestos justamente por eso,están destinados a romperse, que por eso se van a traicionar. Porque además actualmente los manifiestos que se hacen cinematográficamente ya no requieren, como antes, de la palabra escrita. Antes uno escribía y había la crítica escrita que estaba en el periódico, impresa; ahora están el internet, los celulares, las cámaras pequeñas, etc. Los manifiestos más importantes que hay a nivel audiovisual yo creo que se están filmando, la película misma ya es un manifiesto, es una manera de hacer, es el caso de Kim Ki-duk el director de Hierro 3, que agarra la cámara y empieza a joder y joder".