domingo, junio 2

Producción independiente: Aciertos del filme “La tierra de los hábitos constantes” | Los Tiempos

Producción independiente: Aciertos del filme “La tierra de los hábitos constantes” | Los Tiempos

Marcos Loayza
Cineasta
La directora neoyorkina Nicole Holofcener es uno de los mejores referentes del llamado cine independiente, trabajó mucho en televisión en conocidas series románticas, y sus anteriores películas despertaron gran entusiasmo de la crítica. “Sobran las palabras” (2013), participó en el festival de Toronto y los más entusiastas cronistas compararon su humor nada menos que con Ernst Lubitsch.
¿Pero qué se debe entender por cine independiente hoy en día? Inicialmente era una categoría de muchas películas que se hacían al margen de la industria y de las diversas formas de financiamiento oficial, eso es fácil de entender en los Estados Unidos, donde hay siete empresas “majors” con muchos tentáculos que hacen las películas que más se distribuyen en todo el mundo, entonces las que estaban fuera de ese circuito se llamaban independientes, pero en el resto del mundo donde hay políticas de subsidios y fondos concursables, las cosas no quedaban tan claras; después se entendió como un cine que hace las cosas de manera diferente a como se hacen las películas de blockbuster (taquilleras), que cuentan historias con menos peripecias y que usan otros recursos.
Con lo años se convirtió en casi un género que transita entre la comedia y el drama, con historias más cotidianas que extraordinarias, con actores de mediano a pequeño cartel, con problemáticas muy reales y políticamente correctas pero con ciertas transgresiones. En películas que ganan festivales y se muestran en el canal Sundace.
El crítico Oti Rodríguez, marchante del Diario ABC, escribió: “Hay dos tipos de cine indie americano, uno que te mira a ti y otro que quiere que lo mires tú” y concluye que Nicole Holofcener pertenece enteramente al primero.

La película
“La tierra de los hábitos constantes” (Netflix) como bien lo indica el título, (cuanto se agradece que una película tenga un título justo y apropiado), habla de cómo los lugares donde habitan los personajes son un reflejo de su existencia, el dilema de hacer de la casa un hogar. Se puede comprar y tener una casa, así sea con hipoteca, ¿pero que se debe hacer para tener un hogar? Todos los personajes tienen una fractura que se expresa entre su vida y sus espacios: al que dejaron de pertenecer, al que nunca pertenecieron, al que desean poseer, o al que no desean.
Ambers dejó a sus 55 años, su trabajo y su hogar y dejó de pagar la hipoteca de su casa, para buscar ejercer su autenticidad y libertad; pero en ese empeño no toma las decisiones correctas, no son decisiones trascendentales, sino cotidianas, habituales; justamente porque la historia es una metáfora existencialista.
Holofcener sin la menor piedad coloca a sus personajes en situaciones desamparadas, incómodas, desagradables y muy ásperas. Su conciudadano Woody Allen parte del mismo puerto pero desemboca en la comedia, Milan Kundera en su libro “Amores ridículos” (1068) aterriza –con su humor que se ríe del otro pero sin ensañarse- en una sonrisa que festeja la vida cuando no el amor. En cambio, la directora lleva las situaciones en “La tierra de los hábitos constantes” a una zona incierta, demasiado real para ser comedia y demasiado mundana para ser tragedia. Ella declaró que lo que más le gusta es conocer las zonas grises de sus personajes.
No habría manera de soportar ese andamiaje sin las magníficas actuaciones, en especial de los personajes femeninos, y sobre todo, la excepcional interpretación de Eddie Falco.
Pero, al final y a pesar de todo, los personajes logran habituarse o aceptar sus nuevos espacios, la tragedia produce una suerte de catarsis en los personajes, sin embargo deja en la total desnudez al espectador.

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